Andrey
Zvyagintsev nos presenta una película rusa cargada de realismo
con una historia simple en apariencias pero compleja en la psicología
de sus personajes. Elena es una película lenta, donde cada acción
cobra mucha importancia y donde el realismo cobra una pureza que
pocas veces he visto en el cine. En esa lentitud y en esas escenas
largas, se puede apreciar un muy buen uso de la fotografía y de la
música ambiental.
Philip Glass musicaliza la película
como él solo lo sabe hacer, con riffs repetitivos pero concretos
generando tensión y alivio cada vez que la película lo pide. Caben
destacar las actuaciones de Nadezhda Markina (Elena) y Andrey Smirnov
(Vladimir) que interpretan muy bien a la pareja que protagoniza la
película. Sus buenas actuaciones, sumadas al ya mencionado realismo
que presenta la película, te permite saber qué piensa y siente cada
personaje en todo momento.
Si quieren ir al cine a ver algo nuevo, alejado del clásico formato hollywoodense, veloz, concreto y ansioso, les recomiendo que vayan a ver Elena, una película diferente.
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