Por: María Victoria Vázquez
Inglaterra.
Principios de la década del ’70. El jefe del servicio de inteligencia
británica, Control (John Hurt), sospecha que en su organización hay un
infiltrado, un “mole” (“topo”, en inglés), que está colaborando con los
soviéticos.
Un año
después, Control ha fallecido, y el primer ministro decide convocar a Smiley
para retomar la investigación sobre el posible doble-espía. Como en un juego de
ajedrez que el propio Control dejó inconcluso, Smiley deberá ubicar las piezas
para descubrir quién, si acaso alguien, es el traidor.
Esta
película está basada en la novela homónima del especialista en espías John Le
Carré, y ya tuvo una adaptación como 1979, como mini-serie. En esta oportunidad,
la adaptación estuvo a cargo de Bridget
O’Connor, y Peter Straughan, y también está nominada al Oscar por guión
adaptado.
El
director es Tomas Alfredson (el mismo de Dejame Entrar), y el reparto una lista
lujosísima de actores: el cada vez más versátil Colin Firth, Tom Hardy, Mark
Strong, por nombrar a los más destacados.
La
estética del film se corresponde con el período retratado, algo que a mí me
pareció muy acertado. No es sólo la ambientación de época, el tipo de filmación
incluso parece ser de los años ’70. Un film más bien oscuro, de ritmo pausado,
pero suspenso creciente, cercano al tipo de suspense de Hitchcock. La narración
se toma su tiempo, pero como la trama es compleja, ese tiempo sirve para que el
espectador se habitúe a los nombres de los personajes, y pueda seguir el
desarrollo de la historia.
Tal vez
cueste al público acostumbrado a los nuevos espías de ficción, con sus enormes
despliegues tecnológicos, y desempeños acelerados pero muy básicos, adaptarse
al ritmo de estos profesionales, que trabajan exclusivamente a base de intuición
e inteligencia. Y es verdad que la primera media hora (el film
dura dos horas) se hace más lenta, ya que hay que ubicarse en la trama, recordar los nombres, y distinguir
los flashbacks de la acción presente, pero vale la pena, aunque probablemente
resulte molesto para quien no comparta el planteo propuesto. Es una película de
espías, no una película de acción.
Lealtades,
traiciones, ambiciones, y los anteojos de Smiley, a través de los cuales vemos
la historia, que deben discernir lo que ven, incluso discriminando lo que es de
índole personal, para determinar la verdad.
Nota al pie: Si no se van a quedar a ver los créditos, pero se lo
preguntan, sí, el que canta la canción en francés del final (La Mer) es Julio
Iglesias.
Ficha técnica
Dirección: Tomas Alfredson
Reparto: Gary Oldman, Colin Firth, Tom Hardy, John Hurt, Toby Jones, Mark Strong, Benedict Cumberbatch, Ciarán Hinds,Stephen Graham, Amanda Fairbank-Hynes
Guión: John le Carré, Peter Straughan
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