Por: María Victoria Vázquez
Cada tanto, el sistema capitalista se ve inmerso en alguna nueva crisis económica. Las razones varían según el momento (super-producción, precio del petróleo, etc), pero el resultado suele ser el mismo: un tendal de ahorristas empobrecidos, muchos empleados que pierden sus trabajos, y las grandes financieras que manejan los hilos de la cuestión, que de una forma u otra, sobreviven, y vuelven al ruedo en pocos años.
Este
film se ubica en el sub-género que podría llamarse “thriller financiero”, y, si
bien por momentos la trama puede volverse un tanto críptica, dado que se
discuten temas de ecuaciones y productos financieros, el director y guionista
J.C.Chandor lo tiene en cuenta, y lo simplifica de modo que sea más accesible
al público. Incluso pone en boca del personaje de Jeremy Irons lo que el
espectador seguramente está pensando: “explicámelo como si fuera un niño, o
mejor, como si fuera un Golden Retriever”.
Al fin
y al cabo, lo principal en esta historia, no es la explicación minuciosa de lo
que genera la crisis, sino mostrar al espectador los diferentes comportamientos
y reacciones de cada uno de los protagonistas, todos empleados de distintas
categorías de la empresa que dispara el desastre.
Así, en
apenas 24 horas, vamos desde el nivel más bajo (paradójicamente el único que
realmente entiende, en las cifras y ecuaciones, lo que está sucediendo) para ir
escalando en niveles hasta llegar a la cima, que determinará el rumbo a seguir.
Este ascenso no es sólo jerárquico, sino que se ejemplifica con las reuniones,
cada vez en pisos más altos del edificio.
La
historia es atractiva, y está bien llevada. La música, la elección de los
planos, y hasta el marco de ciertas escenas, colaboran con un guión
interesante, con líneas muy inteligentes, que no deja de lado la ironía y un
cierto dejo de humor, a pesar de estar hablando del peor drama financiero de
estos años.
El otro atractivo principal es el elenco. Un abanico de rostros muy conocidos, algunos en interpretaciones mejores que otros. Se destacan, qué novedad, Jeremy Irons, en un personaje cínico pero en cierto modo simpático, Kevin Spacey, que es quien aporta un lado un poco más humano. Su personaje es el que más se debate entre la cuestión pragmática y la moral (“hacemos lo correcto, pero lo correcto para quién”). Paul Bettany, en una interpretación que me gustó mucho, distinta a lo que suele hacer, y Stanley Tucci, con menos tiempo de pantalla, pero suficiente espacio para lucirse. También están, todos muy correctos, Demi Moore, Zachary Quinto, y Simon Baker, que dejó la sonrisa para la serie The Mentalist.
La
única salvedad es que, a quien no le interesa este tipo de temática, la
película se le puede hacer algo densa. Para los demás, un film inteligente,
interesante, muy bien escrito y actuado. Vale la pena.
Dirección: J.C. Chandor
Guión: J.C. Chandor
Intérpretes: Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons, Zachary Quinto, Simon Baker, Demi Moore
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